Dos semanas han pasado ya desde el nacimiento de Kilian, dos semanas que pasan casi sin que te enteres metido entre pañales, baños, papeleos, paseos, llantos y besos, muchos besos. También dudas, muchas dudas, pero eso no queda bonito contarlo en el blog.

Dos semanas que marcan el fin a este primer tramo de la nueva etapa de nuestra vida, puesto que es lo que dura la baja de paternidad, así que casi sin tiempo para enterarme, mañana mismo tengo que reincorporarme a mí puesto de trabajo. No por esperado es menos traumático el momento y confieso que las veces en las que mi hijo lloraba hoy, eran más las ganas que tenía de ponerme a llorar con él que los ánimos para consolarle y ofrecerle el soporte adulto que necesita. Pero bueno, esto es lo que hay, y en el fondo sé que tengo que sentirme afortunado por haber podido disfrutar de este tiempo con Aurora y Kilian, en el que hemos aprendido los tres a dar nuestros primeros pasos (y traspiés) juntos, de los muchos que tendrán llegar después.


A nivel globero-deportivo, la llegada de Kilian no ha traído sino buenas noticias, y es que después de 5 semanas parado por la dichosa lesión muscular, y con dolores simplemente al caminar, fue llegar a casa después del nacimiento y milagrosamente el dolor se esfumó. Durante estas dos semanas, he podido ir sacando algún rato para entrenar, primero con sorpresa, luego con miedo, y finalmente ya con esperanza. Hoy he sacado una hora para hacer un rodaje de aproximadamente 10km que he acabado sin el más mínimo dolor, aunque con bastante fatiga a nivel cardiovascular, la normal después del tiempo parado.

De esta forma, por suerte, no tendré que cancelar mi participación en el próximo evento que tenía marcado en mi calendario, aunque sí que he decidido cambiar de distancia, bajando de la media maratón a los 10km, por que no es cuestión de exprimir demasiado la ración de suerte cuando esta llega. Se trata de una prueba que tiene lugar a escasos 2km de mi casa, en la dehesa en la que normalmente hago mis tiradas largas, y con toda la pinta de tener una organización casera y con mimo al detalle, justo lo que se está perdiendo con la creciente “burbuja deportiva” que nos invade, así que espero que todo salga a pedir de boca, y podamos disfrutar junto con Kilian de la primera carrera de su padre… Pobrecito, que castigo le ha caído.

Mañana empieza todo de nuevo, pasado ya os lo contaré.