Por tercer año consecutivo tenía marcada la Behobia San Sebastián como el broche de oro para cerrar la temporada. Y por tercer año consecutivo me veo obligado a intentar reflejar con palabras las innumerables sensaciones que me provoca esta carrera. 

Y no solo la carrera en sí, sino todo lo que la rodea, desde que formalizas la inscripción allá por el mes de mayo, hasta que circulas el día de antes camino de Donosti disfrutando de los inigualables contrastes de colores otoñales que ofrecen las riberas del rio Oria, todo son sensaciones, sensaciones positivas, experiencias positivas, la experiencia de estar en una ciudad de ensueño, compartiendo mesa y mantel con amigos de verdad, la experiencia de poder desvirtualizar por fin a grandes compañeros con los que tantos tuits habíamos intercambiado como son @iSchumi y @runnernovato (nos quedan cañas pendientes), y sobre todo la experiencia de poder vivir todo esto en familia, con las dos personas que llenan mi día a día y que con su apoyo me hacen todo esto un poco más fácil.


Happy family
Este año era el debut de Isma, y como no podía ser de otra forma renunciamos a los cajones que nos otorgaba el tiempo de la pasada edición, para poder acompañarle en la salida y disfrutarla como se merece todos juntos, intentado que los nervios de su debut fueran los mínimos posibles. Aunque para mi, también era la excusa perfecta para disfrutar un poco más del ambiente de la salida, sin duda uno de los momentos con más encanto de la carrera. Respecto al temido tiempo, contra todo pronóstico, la lluvia apenas hizo acto de presencia, aunque si que tuvimos la compañía de un fuerte y desagradable viento durante gran parte del recorrido, lo justo para darle un poquito de épica al tema.


Sobre mi carrera, la verdad es que poco tengo que contar, que salí con un ritmo alto y fui muy cómodo el primer tercio, más o menos hasta coronar Gaintxurizketa (que por cierto ya se pronunciarlo correctamente, ¡gracias Marta!), que intenté guardar fuerzas en los siguientes kilómetros bajando el ritmo y aprovechando para hidratarme bien con agua y un gel (que parece no me sentó demasiado bien) y que desde la entrada del puerto de Pasaia hasta la última recta en el Boulevard de San Sebastián (incluyendo Mirakruz) sufrí como pocas veces lo había hecho corriendo, gracias sobre todo a la experiencia en la carrera y el omnipresente orgullo globero, y es que después de todo, según mi GPS tenía tan cerca bajar el tiempo del año pasado, que no me podía perdonar el no intentarlo. Al final, tirando con los pocos arrestos que me quedaban, 1:37:11 tres segundos menos que el año pasado, aunque con sensaciones mucho peores, tiempo habrá de analizar con calma las posibles mejoras o cambios que haya que hacer en la preparación, aun así me da para cubrir portadas de periódicos y todo...



Para finalizar, y aunque se que corro el riesgo de repetirme respecto a las crónicas de los años pasados, no puedo dejar de decir que la carrera es una pasada, que el ambiente es algo único y que la forma en la que la viven, no solo los corredores, sino los vecinos de todas las localidades por las que pasa la carrera, es algo que te atrapa desde el primer metro y no te suelta hasta... ni idea de cuando te suelta, porque yo ya estoy preparando la edición 2014. Esto es el Disney-World del corredor popular.

Y hasta aquí mi "temporada" deportiva, ahora unos pocos días de descanso total y desconexión, y en breve a retomar la actividad para ir sentando las bases de la temporada que viene, aunque eso ya será otra historia.


PD: os dejo algunas de las crónicas que voy leyendo de la carrera y que me parecen altamente recomendables:

- Otro Loco que Corre
- La Cítrica Realidad
- Ser13gio