Empiezo a escribir esta crónica desde la sala de espera de urgencias del hospital, pero no os asustéis, que no salió todo tan mal.

Este domingo tocaba participar en el I Duatlón Cross de San Sebastián de los Reyes, el cual tenía lugar a escasos dos kilómetros de la puerta de mi casa, con la tranquilidad que esto te da en los preparativos y momentos previos de la carrera.

Llegaba a esta prueba con muy pocos entrenamientos a pie, solo 3 desde la tragamillas, pero con bastantes buenas sensaciones en bici, recuperando poco a poco viejas sensaciones a base de horas de rodillo intempestivas y sesiones de fin de semana robadas a la familia, así que la intención era dejarme llevar en los parciales de carrera a pie, y probarme a fondo en el sector de bici, aprovechando además que el circuito se adaptaba bastante bien a mis condiciones, y que desde hace un par de semanas cuento con una bici nueva cortesía de Deportes Herranz, un “pepino” en toda regla que no te deja relajarte ni un segundo.

                               

Con la tranquilidad de poder acercarte a la salida montado en bici, recojo dorsales y me dispongo a preparar las cosas en boxes, cuando me encuentro con Herman, uno de los flamantes fichajes del equipo que Deportes Herranz ha creado para este año, charlamos un rato, calentamos, preparamos transición, y sin más preámbulos a coger posiciones en la salida.

Salimos, y voy pasando los kilómetros bastante cómodo mientras adelanto y voy siendo adelantado hasta llegar a la gran subida del recorrido, la cual decido afrontar a un ritmo tranquilo, sigo con el plan inicial. Llego bastante entero a la cima y decido apretar un poco en el último kilómetro y medio ya que me voy notando con muy buenas piernas.

Transición rápida y ya estamos montados en la bici, a por la gran cuesta nada más salir. Como siempre, el cambio de disciplina se nota en las piernas, y se hace difícil empezar fuerte con este desnivel, así que voy buscando cadencia para oxigenar las piernas, y me preparo para la larga bajada que nos esperaba después, una bajada que conozco bastante bien, mi zona de salidas habituales con la MTB, revisada la semana pasada, y sin grandes dificultades técnicas, aunque tampoco excesivamente rápida. Al poco de empezar a bajar, en una mezcla de exceso de confianza y de agresividad la rueda delantera se me va y me doy un fuerte costalazo contra el suelo. Me pongo en pie como un resorte, no hay sangre, la bici ok, me subo enseguida y re emprendo la marcha, aunque algo aturdido consigo llegar al final de la bajada, lento y dudando de si realmente me he hecho algo. Reviso heridas, rasguños, parece que todo ok, aunque el dolor en las costillas es bastante agudo, apenas si me permite ponerme de pie y hacer fuerza sobre el manillar.

Poco a poco voy entrando en calor, aun con el dolor del costado las sensaciones de piernas son muy buenas, así que voy aumentando la velocidad evitando ponerme de pie sobre los pedales y las trazadas difíciles en las bajadas. Llego así al final de la primera vuelta, donde veo a Aurora y Kilian animando al pie del cañón como en cada carrera, así da gusto.


Desmonto unos segundos para poner recto el manillar, torcido desde la caída, y me lanzo de nuevo a por la segunda vuelta. Con buen ritmo en la subida, aunque algo mermado por no poder hacer mucha fuerza en el manillar, y más prudente que la primera vez en la bajada, superándola sin mayor inconveniente, como debía haber sido en la vuelta anterior. Sigo con bastante inercia, ya sin quitar el plato grande en lo que queda de vuelta, con muy buenas sensaciones, aunque con algo de miedo de cómo me afectará el golpe a la hora de la segunda carrera a pie.

Llego a boxes, en cuanto desmonto me doy cuenta que correr así va a ser una tortura, pero con solo 2 kilómetros prácticamente llanos para acabar, no merece la pena retirarse tras haber llegado hasta allí, acabaremos, aunque sea andando.


Salgo muy tranquilo de boxes, tanto como me lo permite el fuerte dolor en las costillas, me encuentro con Aurora y Kilian y me paro a darles un beso y agradecerles que siempre estén ahí, no se por qué no lo hago más a menudo en carrera. Uno tras otro me van adelantando corredores mientras voy manteniendo un “trote cochinero” que me permite desplazarme casi sin dolor. Tras un par de intentos fallidos de aumentar el ritmo pensando que había entrado en calor, a duras penas llego a meta donde de nuevo me espera mi club de fans particular, me vuelvo a parar a su altura y sin pensármelo mucho decido cruzar la meta con Kilian en los brazos olvidándome del todo del dolor al ver su cara de asombro. Una carrera más terminada, aunque no podamos decir que sin incidentes.


Después de lavarme las heridas, y una rápida comida en casa, a urgencias a descartar que hubiera algo roto, y es que duele con casi cualquier movimiento, y no os digo nada tosiendo… o riéndome!

Afortunadamente, las radiografías descartan la rotura, y el médico solo ha recomendado reposo relativo y anti-inflamatorio mientras duela. Así que toca quedarse con las cosas positivas, vuelvo a encontrar buenas sensaciones en bici (53 mejor parcial aun con caída) y parece que voy en la buena dirección para lo que nos espera en Monegros dentro de 4 semanas.


Seguimos (después del reposo)