“¿Tú no has pensado en cambiar de deporte?” Me preguntaba el cachondo del médico de urgencias después de mi caída en el duatlón cross de San Sebastian de los Reyes, mientras miraba mi historial de visitas a urgencias de los últimos años.

El fuerte dolor de costillas me impidió reírme, pero me sonó cómico, ni de coña me cambio de deporte, que aburrida tiene que ser la vida sin subirte a una bicicleta, no me lo puedo ni imaginar.

Después de pasar las dos primeras semanas de reposo, con bastante dolor y solo un par de sesiones de rodillo para mover las piernas intentando evitar el dolor, la pasada semana parecía que el dolor había remitido lo suficiente para poder empezar a salir con la bicicleta con normalidad y sumar todos los kilómetros posibles de cara a Monegros.


“¿Tú no has pensado en cambiar de deporte?” me preguntaba yo mismo el pasado viernes cuando me encontraba en el suelo tras un breve intercambio de pareceres con un árbol mal colocado.

No, de nuevo cambiar de deporte no es una opción, aunque me encuentre ahora con un esguince de muñeca, condenado de nuevo al rodillo, y con mi participación en Monegros en duda.

Vosotros no penséis en cambiar de deporte, pero tampoco hagáis como yo, id con cuidado ahí fuera.

Seguimos.