Según el calendario previsto a principios de año, mi siguiente desafío globero sería el Xterra de Madrid, en San Martin de Valdeiglesias el próximo día 12 de julio. Sin embargo, dos importantes circunstancias no previstas han hecho imposible mi participación en esta prueba.

Dejando a un lado que desde el pasado V Triatlón Cross Las Encinas de Boadilla no he vuelto a hacer nada parecido a nadar, ni en mar ni en piscina, se da la casualidad que ese mismo día 12 de julio mi hermano pequeño ha decidido casarse; por muy globero que sea uno, las prioridades siempre hay que tenerlas claras.

Por otra parte, la segunda circunstancia es algo más complicada por todo lo que conlleva, y es que al día siguiente Aurora Kilian y yo cogemos un avión con destino Dublín. Nos mudamos, una oferta de trabajo interesante, unas semanas de incertidumbre total y de darle vueltas a la difícil decisión, y finalmente una apuesta arriesgada que estoy seguro de que saldrá bien.


Un cambio grande e inesperado, pero por encima de todo ilusionante. Volver a Dublín, donde Aurora y yo nos conocimos y empezamos nuestra vida juntos, poder ofrecerle a Kilian una experiencia vital, reencontrarnos con viejos amigos y afrontar nuevos retos profesionales que nos permitan seguir progresando han pesado más en la balanza que las cosas que dejamos aquí, que también son muchas e importantes.

De momento no sé qué pasará con mis retos deportivos ni con el blog, aunque tengo intención de seguir con ellos, al menos una vez pasado el caos inicial de aterrizar, buscar casa, ubicarse… veremos las posibilidades que nos ofrecen las tierras irlandesas al respecto.

De momento, Nos vamos a Irlanda ¡Nos vemos por ahí!